Todo lo que necesitas saber de las drogas: Alucinógenos
Los alucinógenos son un grupo de diversas drogas que alteran
la percepción, los pensamientos y sentimientos. Suelen causar alucinaciones,
sensaciones y visiones que aparentan la realidad, pero no lo son. Entre los más
famosos se encuentran el LSD, ayahuasca, mezcalina, fenciclidina (PCP),
ketamina, etc; estos dos últimos generan la sensación de descontrol o
desconexión del cuerpo y el ambiente.
La forma de uso varía según su presentación, entre las que
encontramos: las pastillas, ingestión liquida, inyectado, inhalado, en forma de
infusiones o absorción de forma bucal mediante parches (como en la figura).
¿Cómo afecta los alucinógenos al cerebro?
Actúa interfiriendo con la acción de la serotonina, que regula el ánimo, la percepción
sensorial, el sueño, el hambre, la temperatura corporal, la conducta sexual
y el control muscular.
Otros interfieren con la acción
del glutamato, que regula la percepción del dolor, las reacciones del
ambiente, las emociones, el aprendizaje y la memoria.
La acción de los alucinógenos puede empezar después de 20 a
90 minutos de ser consumidos y duran entre 6 a 12 horas. Esto genera
determinados efectos tanto a corto como a largo plazo:
Efectos a corto
plazo: Aumento del ritmo cardiaco, nausea, sensaciones intensificadas y
experiencias sensoriales y distorsión de la percepción del tiempo (El tiempo
transcurre lentamente).
Otros efectos específicos son la pérdida de apetito, boca
seca, trastornos del sueño, sensaciones cruzadas (como “ver” colores o “escuchar”
sonidos), pánico, sudor excesivo, paranoia o síntomas psicóticos.
Efectos a Largo
plazo: La investigación es muy escasa respecto a este tópico, pero se sabe
que la Ketamina tiende a producir problemas en los riñones, ulceras en la
vejiga y mala memoria, mientras que el uso prolongado de Fenciclidina genera
problemas del lenguaje, pérdida de memoria, pérdida de peso, ansiedad,
depresión y pensamientos suicidas
Otros efectos infrecuentes incluyen síntomas psicóticos
persistentes (Alucinaciones, paranoia y cambios de ánimo) y los famosos
“pantallazos” que son la aparición de experiencias pasadas con la droga sin
previo aviso.
Las investigaciones han determinado que ciertos alucinógenos
son adictivos y otros tienden a producir tolerancia en la persona (como el LSD)
no solo al alucinógeno en uso, sino también a otras drogas similares.
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